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Quiero a mi Cuba libre…
1 marzo 2010, 12:34
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No hay mejor momento que este para entonar el pegadizo estribillo de Gloria Estefan que aparece como título de esta entrada.

El supuesto de la conciencia colectiva (al menos en nuestro país y en otros lugares de América) es que cuanto más de izquierda es un país más justo es. Pero la justicia no pasa solo por el hecho de una distribución igualitaria de los bienes, lo cual ni siquiera es justo. La justicia social pasa por brindar un lugar al pensamiento diverso, al debate y a la construcción diaria de una democracia y un país más humano.

Al parecer, estos preceptos se han olvidado en países como Cuba, donde el “preso de conciencia” Orlando Zapata, ha perdido la vida en la cárcel, debido a la huelga de hambre que sus ideales y sus principios le obligaron a proseguir. El integrante del Movimiento Alternativa Republicana había sido condenado a 36 años de prisión por supuesto “desacato” e “insubordinación”.

Un ejemplo más de que lo que parece ser el progreso y el paraíso de la izquierda no es más que el infierno para mucha gente que disiente, que está siendo olvidada…



A 90 años de la muerte de Modigliani…
24 enero 2010, 19:56
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(Livorno, 12 de julio de 1884 – París, 24 de Enero de 1920)

 Amadeo Modigliani fue un pintor y escultor italiano. Uno de los artistas más destacados del ámbito cultural europeo. Perteneció a la Escuela de París, ya que en 1906 vivió en un falansterio para proletarios de la misma ciudad. Allí conoció a grandes de la época, tales como Max Jacob, Picasso, Diego Rivera o Guillaume Apollinaire.

Encuentra inspiración en Paul Cézanne, en el cubismo y en el período azul de Picasso. Fue amigo de éste último, hasta que se pelearon y comenzaron a tener una especie de rivalidad artística.

 Fue por esta época que comenzó con la pasión por el desnudo femenino, revalorizando lo que se había dejado en un segundo plano desde el arte helénico.

 “Desnudo recostado”, 1919, Museo de Arte Moderno, New York

Sus estatuas se reconocen por los ojos almendrados, las bocas pequeñas, las narices torcidas y los cuellos alargados. Se presentó una serie en el Salón de Otoño de 1912, pero tuvo que dejar de esculpir porque el polvo le causaba problemas de salud.

 Quiso alistarse en la Primera Guerra Mundial, pero su delicada salud no se lo permitió.

 También tuvo su época de retratista. Uno de los retratos más conocidos es el de Jeanne Hébuterne.

Retrato de Jeanne Hébuterne, 1917, colección privada, Washington.

Artista que supo unir en sus obras toda la novedad formal de las vanguardias con la tradición artística europea, de la que jamás renegó; a diferencia de muchos de los otros jóvenes artistas que en su búsqueda desenfrenada por “lo nuevo”, caían en nihilismos irracionales y caprichosos, negando todo tipo de herencia cultural posible.

 La ACO recuerda y saluda a un grande del pincel…



La ACO en el séptimo festival internacional de cortometrajes
5 noviembre 2009, 17:28
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jurado joven 2

En los pasados días (jueves 29, viernes 30 y sábado 31 del mes de octubre) se llevó a cabo una nueva edición del festival internacional de cortometrajes que año a año realiza la gente de Malcine en el Cantegril Country Club de Punta del Este. El evento presentó al público decenas de cortometrajes (ficción, animación, documentales, experimentales) de más de diez países Iberoamericanos, con un importante destaque del material de nuestro país, buscando incentivar la producción nacional.

La ACO quiere felicitar a la gente de Malcine por este importantísimo festival que ya lleva siete ediciones, y sobretodo agradecer el reconocimiento a nuestra asociación y al trabajo cultural que venimos realizando, al haber invitado a formar parte del jurado joven a uno de nuestros miembros fundadores y activos; Richard Guerra.

A continuación les dejamos un breve artículo del mismo Richard sobre sus opiniones personales de tal evento:

Fueron largas horas las que transcurrí frente a la pantalla del gran teatro del Cantegril Country Club, pero esto, por momentos, uno se daba cuenta solo al mirar el reloj porque vaya que hubo cosas lindas e interesantes, sobre todo en ficción. Otras por momentos si se hicieron más lentas, y para mi eso fue durante los documentales, que no mostraban el mismo nivel que las ficciones, cosa en la que coincidimos con el resto del jurado joven. Hubieron un par de temas que fueron constante en la mayoría de los trabajos, por un lado la soledad y la falta de comunicación que hay en los tiempos de hoy día, por citar unos casos en On line -de Federico Santillana (Arg)- se puede ver lo segundo claramente, y también en el primer premio que otorgó el jurado joven, Depois das nove -de Allan Ribeiro (Bra)-  sobre todo la falta de comunicación entre las diversas generaciones. Otras dos grandes ficciones que presentaron el tema, y que si bien no fueron premiados por jurado joven si lo fueron por el jurado principal fueron Manual práctico del amigo imaginario y Sinsabor, la primera -de Ciro Altabás (Esp)- fue la ganadora de nada más y nada menos que el primer premio, y la segundo -de Pablo Pérez (Arg)- otra muy ingeniosa elaboración que en lo personal fue de mis favoritas.

Pero como decía antes fueron dos los temas que se repitieron constantemente en varios cortos, el primero ya lo vimos, el otro tema común tiene que ver con lo ideológico: el continuo bombardeo de propaganda política e ideológica  que vivimos a diario en todos los medios, y en toda manifestación cultural, definitivamente se da también en el cine independiente: desde un documental sobre la niñez del siempre bien vendido Ernesto «Che» Guevara, hasta la vida de unos «okupas» en la Argentina, pasando por usa serie de documentales financiados por la muy mediática  multinacional de las «Abuelas de plaza de Mayo»

Para finalizar quiero destacar un documental que no entraba en competencia, llamado Una bahía para defender -de Alejandro Ferrari (Uru)-, un film que nos vuelve a los primeros años de nuestra ciudad fernandina y nos muestra las baterías situadas en la costa de Maldonado -desde la península de Punta del Este hasta Punta Ballena- y en la Isla Gorriti. Sin dudas un material histórico muy valioso, pues cuenta con la participación de historiadores de renombre.Jurado.



LA IZQUIERDA Y LA VICTIMIZACIÓN EN LA HISTORIA.
26 octubre 2009, 21:18
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ARTICULO EXTRAIDO DE: FORMACIONES

Chavez-libro-Obama

 

La histórica fecha que se aproxima es sin lugar a dudas el referente máximo en la configuración de la psiquis de la izquierda latinoamericana. Es en el mes de octubre donde se pone en funcionamiento todo el aparato cultural que se encuentra desde hace años dirigido a la reproducción de ese estado psíquico y colectivo al que podemos llamar victimización. No habrá mucho lugar al festejo, sino para el repudio y el recuerdo de un “genocidio”. Pero el Descubrimiento y posterior conquista del continente americano son para la izquierda, únicamente el punto de partida de una larga historia de abusos, crímenes y despojos que hacen de la víctima un elemento de continuidad a lo largo de los siglos, creando un elemento social determinado al sufrimiento. Esta concepción de la victimización ha calado hondo en la mentalidad colectiva de nuestros países gracias al accionar cultural de esta misma izquierda latinoamericana y ha hecho de ella, su verdadero “lei motiv”.

La victimización como recurso, la venganza como método.

El conocido jurista peruano Ariel Alejandro Tapia Gómez sostiene que la contextualización sociológica de la victimización desentraña a la misma como proceso social de segregación, marginalidad y vulnerabilidad, donde las leyes darwinianas son la regla común, en el sentido de que la elección de las víctimas es siempre en ámbitos de los más débiles y desaventajados. Pero, esta relación  – continúa Tapia- no es sostenible desde del punto de vista moral: no puede el abuso ser la clave del éxito. Y, por lo contrario, las víctimas resultan ser el referente ético del tipo de sociedad. Una sociedad pretenderá ser menos o más justa según sea su forma de trato con sus victimas. No por ello, los grandes líderes del irenismo, pacifismo y similares, afincan su moral en su condición de víctimas: Mahatma Gandhi, Luther King, los pueblos indígenas, las mujeres, los niños, los pobres del mundo, etc. Del estudio conceptual histórico-analítico podemos establecer que la izquierda latinoamericana establece y aplica el modelo utilitario de la victimización. Es el de la victima sacrificial que debe resignarse y superar su dolor en razón del grupo social que se beneficiará de las ventajas de esta posición (el Imperio español primero, la Iglesia, los grupos dirigentes, etc.). En esta categorización cabe a la perfección la descripción tan poco histórica y tanto ideologizada del Descubrimiento del Nuevo Mundo.

Pero ¿Qué sucede cuando la victimización es encarnada desde el plano ideológico? Las víctimas pasan a ser sinónimo de venganza. Podrían enumerarse un sin fin de ejemplos que nos llevan a establecer este comportamiento estandarizado al que estamos tan acostumbrados y del que el conocido “Las venas abiertas de América latina” (1971) de Eduardo Galeano es la representación máxima en el imaginario progresista.  Sea en Uruguay, Argentina, Venezuela o Centro América, el patrón es siempre el mismo. Se establece una penuria extendida en el tiempo a la que inevitablemente deberá llegar una solución, o mejor dicho, una liberación. Ante el yugo, no queda más recurso que la violencia, de ahí que observemos como esta ideologización de la víctima desemboca irremediablemente en la venganza. El espíritu de venganza ha sido siempre  extraño al sentir de la larga trayectoria valórica occidental. El mismo no ha sido un tema común ni recurrente de la literatura hispánica ni anglosajona, y cuando esta ha surgido lo ha hecho de forma anecdótica. La izquierda establece entonces una fundación valórica sobre este espíritu novedoso y consecuente: el valor de la venganza.

Un justificativo y mil defectos. La teoría del buen salvaje.

No es nuevo ni novedoso que la historia de nuestro continente sea interpretada y escrita desde fuera del ámbito académico. Desde muy temprano en el tiempo, ha sido el periodismo  o las iniciativas personales de algunos aventureros los agentes a los que se ha brindado la potestad de escribir la historia. En países como los nuestros en los que la inversión estatal en investigación es un “gasto innecesario”, el espacio es cubierto inmediatamente por los siempre oportunos francotiradores. Si de por sí, esta realidad poca luz arroja a los datos necesarios para enfrentar un análisis profundo y veraz de los hechos, menos aún colaboran la tendenciosidad y la falta de datos en manos de personas comprometidas con el activismo ideológico, siempre destinados a ser los portadores de la hegemonía cultural.

Si de victimización se trata, la izquierda nos recuerda generalmente, los abusos de los conquistadores a un límite insospechado de crueldad y ambición económica. Pero omite por completo describir la férrea estratificación social de la vida precolombina en estas tierras y sus brutales consecuencias. En el plano de la victimización, el discurso progresista anula las responsabilidades llevando la discusión a lo que Francisco Pestanha define como  dispositivo de transferencia, tendiente a invertir la condición de victimario en la de víctima.

Muy a pesar de que la historiografía actual haya llegado al consenso de que las cifras estruendosas de pérdidas humanas posteriores a la conquista del continente se debió a la propagación de las enfermedades venidas del Viejo Continente, nada dicen de esto los analistas del sistema hegemónico. Ni un ápice se menciona en la escatología izquierdista acerca de las incontables alianzas de un Hernán Cortés con poblaciones mejicanas-Totonacas, Tlascaltecas y otros-, que luego de las fatídicas “Guerras Floridas” iniciadas por los Aztecas, encuentran en los recién llegados del mar, una posibilidad de liberación del yugo imperial. Cuando se realizan referencias a los pobladores de la América prehispánica se enumeran ingenieros, arquitectos, escultores, cirujanos, astrólogos y “salvajes de la edad de piedra” como si esto último les incorporara el atributo de aquel “buen salvaje” tan caro a la literatura iluminista. Pero brillan por su ausencia la explotación sistemática de las minas de metales preciosos por parte de los imperios precolombinos y la utilización de mano de obra esclava para tal fin, la búsqueda incesante de tribus vecinas que subyugar y las negociaciones de los emperadores americanos con pueblos vecinos. Menos aún se catalogan los millares de sacrificios humanos y la muerte de cientos de niños en manos de los sacerdotes precolombinos. Un siglo de imperio incaico y otro azteca parecen haberse forjado en base a la labor de una larga lista de humanistas, filántropos y pacifistas. La idealización del americano  producto de la teoría de la victimización es el punto de partida de todo discurso.

¿La memoria como historia?

Según afirmaciones del mismo Eduardo Galeano: “soy un escritor que quisiera contribuir al rescate de la memoria secuestrada de toda América, pero sobre todo de América Latina, tierra despreciada y entrañable”. El recurso a la memoria para escribir historia nos es cada día más familiar. Pero muy a pesar de las pretensiones de fuente fiable que quiera atribuírsele a esta función cerebral sujeta a errores inconmensurables, la historia no puede ser jamás la acumulación de “memorias” sino el resultado final de la constatación de fuentes empíricas y datos concretos a través de una metodología precisa. De ahí se desprende que por más onírica que resulte la propuesta memorística, carecerá de la más mínima seriedad académica – o dicho de otro modo – de toda fiabilidad.

Y es que cierta izquierda sencillamente desea pontificar, de ahí que en sus análisis e investigaciones no haya el más mínimo atisbo de problematización de la historia ni objetividad mínima, ni reparto de responsabilidades, porque su intención no es conceptualizar sino compilar “memorias” todas ellas convenientes a sus intereses ideológicos.

El mejor antídoto contra la victimización y toda desvirtualización de la historia se encuentran en primer lugar en el apego de esta disciplina como actividad intelectual, metódica y procedimental; en segundo lugar reconocer el ejercicio de las responsabilidades colectivas, sin desconocer como es justo, la posibilidad de la injusticia siempre presente, pero sin que esta llegue a obrar como legitimación de la inmovilidad y la victimización, propensas siempre a negar la prioridad de la coherencia.

GERMAN SAINZ

 



12 de Octubre de 2009
22 octubre 2009, 14:28
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IMÁGEN Y TEXTO EXTRAIDOS DEL BLOG DEL ESCRITOR ARGENTINO JUAN PABLO VITALI

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Los hombres mutan en las travesías. Océanos azules, tierras yermas, selvas vírgenes, desiertos extenuantes.

Necesitan oro para solventar empresas. Pero el oro es siempre menos que la sangre. Es un medio, no un fin. El acero es el fin, y a veces también el principio. Las estatuas de los antiguos dioses son de acero, como las de las vírgenes y los santos. Los barbados rostros son ídolos de los dioses, sus dilectas creaturas combatientes.

Caudillo es un nombre antiguo, el más sagrado y claro nombre de la estirpe. Caudillos de caudillos arrastran el barro primigenio, la materia que arde, la conquista que jamás se justifica porque para justificarla, se ha arrojado la sangre sobre el rostro del miedo.

Es Octubre y en las aldeas de España, esperan los niños bajo el sol. Esperan el regreso de las velas desplegadas. Ellos se irán de sus casas de piedra. Preferirán la muerte, la gloria, la ardua guerra en la que rendirán cuentas a Dios sin ningún intermediario. España no necesita intermediarios. Sus mesnadas son en sí mismas el mensaje divino. Porque Dios quiso a Grecia, a Roma, a los Godos y a los Celtas del otro lado del mar, en un nuevo mundo transeuropeo, trasmutado en caminos donde no todos los europeos podrán llegar, sino unos pocos, sangrantes conquistadores con su mensaje de acero, de sangre y semen trasmutando la continuidad de la raza.

¡Gloria a España que se está muriendo! Nosotros los salvajes niños de las lejanas aldeas, esperamos su resurrección. Pero si no resucitare no importa. La sangre arde donde la modernidad es todavía débil: en la furia del principio, de cuando los españoles eran griegos, íberos, celtas, romanos, y sin ningún complejo ni justificación, ejercían la ley antigua y natural de la conquista.